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martes, 22 de diciembre de 2015

Hidrantes parlantes, balas y género

- "Algunos parece que hacen agua hablando" - contaba Doña Supina, la octagenaria sabia del lugar.
- "¿Son los de Cresta Roja? Me di cuenta, les veo la cresta roja" se preguntaba y respondía una señora despistada que iba al aeropuerto por la autopista ya liberada, contentísima por su capacidad de entendimiento.
- "Si, son las secuelas de la violencia del agua que tiran la carros hidrantes sobre la gente que está reclamando".

Doña Supina y la señora lúcida del auto miraban con distintos ojos la situación. Cada uno con la suyos, claro. Ambas estaban en el mismo tiempo-espacio y veían las cosas de formas distintas. Doña Supina se preguntaba cómo es que esa señora podía sonreír ante la violencia hacia gente que está haciendo reclamos por cuestiones laborales que no saben si seguirán trabajando o no, que ni siquiera han cobrado sueldos adeudados ni tienen asegurado cobrarlos. La señora lúcida se pregunta porqué no le anda el aire acondicionado del auto, justo hoy que empezó el verano...

- "¡Pero esos rojos que se piensan!" - decía el superior del superior.
- "¿Rojos? Ah comunistas dice usté..." - se preguntó el inferior del superior, superior de inferiores.
- "Eso, ¡¡comunistas con la cresta roja!!" - alardeó el superior del superior
- "Pero si son como ovejas, solo reclamando..." - agregó un señor en bicicleta que se detuvo a ver lo que pasaba.
- "¿Ovejas? ¿Y qué hace una oveja?" preguntó el sumun superior que miraba con un poquito de despreciable desprecio.
- "Bala" respondió obediente el inferior del superior.
- "Entonces... ¡¡bala para todos!!" ordenó el sumun al superior de los inferiores.

Bala para todos. Y todas. La represión no discrimina por género.