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sábado, 24 de noviembre de 2007

Don Zoilo en la Marcha del Orgullo

Don Zoilo y Don Rudesindo habían llegado a la Plaza Congreso. Vieron un escenario frente a la plaza y, como gauchos rudos y payadores que eran, se subieron al mismo y se pusieron a tomar unos mates.
- “Ta lindo el Congreso…”
- “Pssé…”

“Queremos los mismos derechos con los mismos nombres, matrimonio para todos y todas,… nada de unión civil discriminatoria que no nos permite igualdad jurídica…” - decía una chica les agarradita de las manitos de su chica les.

“Nosotros venimos por la música y a bailar…, es una fiesta del orgullo, queremos ver tocar La Garcha de Rolando y también ver Jarabe del Palo” contaban varios pibes que caminaban como una horda amiga, junto a una gorda también amiga.

Los vendedores ambulantes ofrecían banderas con siete colores representativos, café, gaseosas, energizantes y sobretodo gaytoreid. Los Osos, para nada sosos, mostraron su garra y su tesón, mientras una chicas trans mostraba, bizarra su pezón.

Mauricio, para supervisar todo, y sabiendo de la importancia de la prevención de enfermedades de transmisión sexual, se había disfrazado de preservativo gigante. Funcionarios de gestiones afrancesadas, que hace una bocha que están, habían seguido al pie de la letra las forras instrucciones de no dar el sonido a la organización de la marcha, ganándose por ese hecho, la posibilidad de seguir participando de una gestión que hará que no vaya a estar tan bueno Buenos Aires en cuanto a derechos humanos en general y de la comunidad gay/les en particular.

Los de la CHA, un tanto reiterativos, bailaban cha cha cha, los de la Federación Arg. LGBT, los más numerosos, coparon la marcha por todos lados con osos, leathers y demás putos, tortas y trans de todo el país. El INADI (Inst. Nac. contra la Discr.) también estuvo presente, junto a muchos héteros, algunos de los cuales deseaban apoyar la fiesta y el reclamo, otros simplemente querían apoyar algo, otros que los apoyen… Todo bien…

Cerca de las 19 hs partieron de Plaza de Mayo las carrozas colmadas de gente que bailaba al son de diferentes ritmos, una de ella incluso con música en vivo, hacia la Plaza Congreso, donde don Zoilo seguía tomándose unos amargos junto al Rudesindo quienes vieron, casi azorados, como cerca de 25.000 almas (y sus cuerpos, claro…) iban llegando a la plaza, con pancartas pidiendo derogación de códigos que criminalizan aun actualmente la homosexualidad en diferentes provincias, o la derogación de la prohibición de donar sangre a gays, o mismos derechos con los mismos nombres para heteros, bi, homo, les y trans, todos bailando alrededor de las improvisadas carrozas.
De a poco el escenario se vio rodeado. Don Zoilo, superado, se paró con su rudeza casi sin parangón, y ante la mirada cómplice del Rudesindo, tomó el micrófono (omitimos ciertos chistes obvios…), y ante la música que empezaba a salir de los parlantes, solo atinó, al ritmo de esa música, a decir:

- “Yo…, Zoi-lo que soy”

El sexual patovica del boliche, mostrando su lomosexual, nos contó que esa noche, mientras las chicas festejaban con pastelitos, y los chicos le daban a la matraca, había dos campesinos que, mate va, mate viene…

- “Zoilo…”
- “Mmm…?”
- “Nos quedamos sin yerba… yerba no hay…, qué pena”
- “Algo haremos, que no pene tu alma.”