Casi Mártir

Alfredo De Angeli, ruralista “estrella” representativo de la ciudad de Gualeguaychú, se “estrelló” nomás.

“Toda estrella tiene su contra” - manifestó con vehemencia Juan Carlos Calabró al enterarse de que la avioneta que transportaba al dirigente de la Federación Agraria de la localidad entrerriana cayó, justamente, contra el suelo. Acaso con mejor suerte que el fallecido ex corredor de Formula 1 Elio De Angelis, el entrerriano salvó su vida. “Dios evidentemente está con el campo y sus reclamos” - comentaba un enceguecido ruralista.

Dice el folklore litoraleño que ambos, Elio y Alfredo, eran parientes lejanos: en efecto, Elio era italiano a diferencia de Alfredo que era argentino, y, claro..., hay un océano de lejanía. Cuando el empleado del Registro Civil local, anotó el apellido a Alfredo, se habría omitido esa “ese” final, de muy bruto y coprófago nomás: "Es muy feo eso de comerse las heces..." - nos decía el Dr. Zinn Zen Thido, médico, foniatra, acupunturista, ventrílocuo, cleptómano y adorador de la burbujista secta Mumm.

Fanáticos y admiradores de De Angeli se acercaron masivamente hasta la Clínica Modelo de Paraná, adonde fue derivado el ruralista top luego del lamentable accidente. Otros se acercaron sin iva mente. “No nos pueden poner más iva a la mente, eso es otro avasallamiento impositivo ”.

“Gracias a Alfredo logramos reinvindicar nuestros derechos” - comentaba un accionista de un pool de soja mientras jugaba en una meza de pool en un bar de la vecina Clorinda Meza D´Epul, mientras trataba de convencer a un pequeño ruralista de que sí le convenía pagar 35% y no 30% de retenciones, así como a él también le convenía pagar un 35% en vez de un 40%. Lógica lógica lógica pura.

Asimismo, una modelo, tan top como Alfredo, o casi, que también había ido a la Clínica Modelo de Paraná, agregó, tras escuchar al accionista “Gracias Al Freddo engordé como 600 gramos, me siento re-gorda, re-mal, re-tensionada…” - tras lo cual se dirigió a un kiosko a comprar cigarrillos rubios “Sí, solo fumo rubios, como yo…, los negros no me gustan para nada…” Luego de ingresar a la recepción de la Clínica Modelo preguntó a la secretaria si la Clínica Modelo también era rubia.

Un bombero voluntario, admirador de Ben Molar, junto a su perro "Colmillo", que colaboraba incisivamente con el auxilio a los pasajeros de la aeronave estrellada, comentaba off the record que “…Alfredo es un tipo independiente, obediente, condescendiente, escarbadiente y ahora sin dientes…” - al tiempo que recogía las piezas dentales aun esparcidas en la superficie de la pista de despegue, antes de que llegue el oportunista del Ratón Pérez.

Cleto, toro premiado con votos que no fueron negativos en la Sociedad Rural, muy a su pesar, se fue a pesar a la farmacia, ya que se veía algo excedido de peso; y a un campeonazo como él…, já…, nada de peso…, ni de real…, o dólar o euro carajo… qué tanto ni qué tanto. Y allí, accidentalmente, se enteró del accidente de su querido Alfredo. "Dios mío - se lamentaba Cleto haciendo futurismo, un nuevo modo de turismo - que no le pase nada a Don Alfredo, nuestro futuro intendente, futuro diputado, futuro senador, futuro gobernador, futuro presidente... Mirá si le pasaba algo..., San Alfredo sería..."

Y mientras, aprovechando la volada, y la aterrizada también, un cleptómano, se apropió ilegítimamente del más famoso de los dientes del ruralista en desgracia. Pero, aunque la policía, la gendarmería y el servicio de inteligencia sabían quien era ese cleptómano, nada hicieron: la clepto-manía aun reinaba en esos pagos.